sábado, 3 de noviembre de 2012

Muro

Ya no es una ventana, pues las ventanas se abren, y esta permanecerá  cerrada para siempre.
Ventanita hecha muro
que revela que de aquello que existía, solo existo yo, y sola.
Yacen también mis flores, pobrecitas alegrías del hogar.
De este hogar que mira una ventana, desde donde yo solía asomarme a saludar a mi amigo, mientras una mano dulce y joven me levantaba inquietamente el vestido.
Una risa cómplice brincaba desde esa ventana a la mía, celebrando la vida.
Nada, ni acá, ni allá.
Ventanita que me hace doler por partida doble,
que me recuerda la muerte, simbólica y real,
inmensamente doloroso, porque la risa, el recuerdo de la risa, las miradas a través de esta ventana, la búsqueda permanente, rebolotean en mi memoria y chocan, bruscamente con este eco absoluto, en esta tarde de casi verano, donde ni el sol me entibia y me siento tan sola y despintada como aquella  ventana que mi amigo jamás abrirá.

jueves, 20 de septiembre de 2012

A mi amigo, en su lucha y rendición.


Yo deseo que ese instante, momento, rato, días, meses, o lo que dure esa tenaz lucha por algo tan imprescindible para la vida como vivir, o seguir viviendo, se prolongue de tal modo que ya no exista combate, ni riesgo, ni revancha, ni disputa con algo tan inherente como la muerte.
En este instante mío, en el que ignoro y asumo a la vez morirme algún día, deseosa estoy de vivir, me es imposible concebir que alguien desee lo contrario habiendo sido irrumpido por fuerzas ajenas, que atacan el cuerpo, el sostén elemental, el motor físico, el todo, el representante de uno cuyo corazón late, late. El latido, el respirar, son funciones tan propias, que nadie se detiene a mirarlas, y sin embargo su cese determina el fin del todo, de uno, que es todo a su vez, y nada al mismo tiempo.
La vida se consuma con ese órgano todopoderoso que deja un día de sonar. Y sin embargo se apagan otras tántas melodías, digo yo aún viva, imagino o infiero que con el el último pulso, también se van los deseos, lo concluso e inconcluso, el cuerpo y el alma, si es que ésta última existiera.
¿Qué sucede amigo, en este momento, eterno y fugáz? Con el corazón temblando sensibilizado por el posible apagón de la melodía del tuyo, como un órgano que generoso se compadece, conociendo su mismo destino, con el corazón triste me pregunto si la de ahora, amigo, es una lucha por la vida o si es una rendición a la muerte. Si la vida aún defendieras, desearía con toda mi alma, que la muerte se demore, mucho tiempo, pero si abandonaste la trinchera, que sea dulce tu derrota, o que sea heroica tu victoria, y que, si ese órgano cansado de latir, se queda detenido, abraces a la muerte, como un niño recién nacido que duerme en brazos de su madre, lleno de paz.

martes, 18 de septiembre de 2012

Mar Adentro

Mar adentro, mar adentro,
que en la quietud del fondo,
enredado de bentónicas algas,
yace Él sonriente,
culminando el recuerdo.
Ella en la orilla,
con la sal besándole los pies,
aguarda las feroces olas,
que desde el fondo sereno,
le lleven ese cruel olvido.