lunes, 1 de diciembre de 2014

Guillermina

Doce veces engendró una vida
Doce veces extendió su vientre a la luz de la existencia
y en la extenuación del  pujón final
la naturaleza atenta alabó su ofrenda maternal
coronándola con la criatura más buena.
Ella es el homenaje que el universo le brindó 
para endulzar su temprana partida.
Ella es su último fruto dulce
lanzado a las manos de la tierra
los ojos agradecidos de aquellos ojos cansados
la delicadeza femenina de una madre en delantal
Doce veces, como una flor abierta al sol
agotándose en cada vida dada.
Viajera prematura.
Mi madre es el premio a ese incesante instinto de creación.


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