Nunca tan lejos mío
como en los desanimados pasos
dados en la plenitud de la inercia.
En este caos imploro el nombre de aquella entidad
capaz de mover
los débiles hilos de mi existencia.
Extraviada en vida
he vuelto a rezar de rodillas.
Estoy a solas con Dios, otra vez
Los santos me han arrebatado mi fe.
No hay comentarios:
Publicar un comentario